Isabel de Osorio (1522-1589), “la puta del rey”
No me lo invento yo, es que así es como se la conocía en Saldañuela (Burgos), de donde se hizo señora y reconstruyó el palacio que la acogió sus últimos años. Pero ¿cuándo aparece Isabel de Osorio en la vida del príncipe Felipe?
Poco se sabe de esta mujer que fue colmada de mercedes y joyas por parte de Felipe II, y lo que ha trascendido forma parte de la Leyenda Negra. Sabemos que era dama de la casa de la emperatriz y que, a su muerte, pasó a serlo de la casa de la infanta doña Juana. Cuando muere María Manuela, ésta se hace cargo de la crianza del infante don Carlos estableciendo su pequeña corte en Toro (Zamora) y recibiendo las visitas periódicas del príncipe Felipe. Quizás fue allí donde comenzaron aquellas relaciones que se mantendrían en el tiempo.
La oscura leyenda que rodea a esta mujer tiene su origen en la Apología de Guillermo de Orange (1580), príncipe de los Países Bajos que, tras militar activamente en las filas carolinas, termina luchando contra Felipe II en favor de la independencia de su patria. Acusado por Felipe II de varios crímenes, no duda en publicar su propia defensa lanzando terribles acusaciones contra el pueblo español en general, y contra su monarca en particular. Felipe II habría asesinado a su esposa Isabel de Valois, a su hijo don Carlos, habría cometido incesto casándose con su sobrina Ana de Austria y —lo más importante para nosotros— habría sido bígamo. Según Guillermo de Orange, cuando Felipe contrae matrimonio con María Manuela de Portugal, ya estaba casado en secreto con Isabel de Osorio “de la cual tuvo dos o tres hijos, el primero de nombre Don Pedro, y el segundo Don Bernardino”. Ruy Gómez de Silva, uno de los hombres más cercanos al príncipe —el futuro marido de la famosa princesa de Éboli— habría sido el componedor de este romance y también habría trabajado en la sombra para deshacerlo cuando el rey lo estimó conveniente.
Lo cierto y verdad es que Isabel se vio beneficiada largamente durante su vida por el favor real. En 1557, Felipe le otorga desde Bruselas varios regalos y un juro de heredad por valor de 2.000.000 de maravedíes; cinco años más tarde, se le permite la compra de varias villas de realengo para que Isabel las convierta en señorío (entre ellas, Saldañuela), y al morir deja en su testamento a su “sobrino” don Pedro de Osorio, 8.000 ducados de renta, 60.000 en muebles y una gran cantidad de joyas. Definitivamente, Isabel de Osorio estaba presente en la mente del rey y en la de todos, tanto como para que muchos años después el cronista Luis Cabrera de Córdoba anote en la entrada de 1589 “murió doña Isabel de Osorio, que pretendió ser mujer del rey Don Felipe II, que ella tanto se ensalzó por amarle mucho”.
A pesar de que debió amar sinceramente a Isabel de Osorio, no fue una relación fiel y absoluta. En 1545 corre el rumor de que Felipe ha seducido a la hija de un hidalgo en Cigales de la que nació un hijo, aunque no pasa de chisme cortesano. En 1548 abandona Castilla para viajar por todos los reinos de su padre y, como es de esperar, no guarda ausencia a su amante. Felipe es festejado en cada ciudad, se hacen bailes, torneos, mascaradas en su honor, y las relaciones con las damas estaban a la orden del día. Cuando vuelve en 1551 retoma su relación, al menos hasta 1554 que marcha a Inglaterra a conocer a su segunda mujer, María Tudor.
Fuente RTVE
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