Si visitas, o has visitado el Museo Antropológico, verás o habrás visto el esqueleto de un gigante de Extremadura y un molde de su cuerpo. Pertenecen a Agustín Luengo Capilla, que nació en 1849, quien con una altura de 2,35 metros sobresalía por encima de sus paisanos.
El fundador del museo, el doctor Velasco, consiguió el cuerpo de la siguiente forma: durante uno de los viajes que el doctor realizaba y mientras viajaba por la región de Asturias conoció a Luengo, lo que le intrigó por ser un caso clínico de un desorden de las hormonas que produce el excesivo crecimiento de las extremidades. Hizo un trato con el gigante, por el que el doctor Velasco se comprometía a sufragar los gastos del gigante durante toda su vida a cambio de que éste cediera su cuerpo al Museo Antropológico después de su muerte. El gigante que al parecer carecía de escrúpulos aceptó la oferta rápidamente.
Poco tiempo después, llegó a Madrid y dio rienda suelta a sus instintos llevando una vida disoluta, completamente libertina y despreocupada. Naturalmente, con semejante derroche suscitó los comentarios de la gente, por lo que el doctor Velasco tuvo que decir al gigante que llevara una vida más ordenada siendo más cuidadoso con su salud, respondió Luengo:
"Cuanto antes muera, antes podrá mostrarme en una de las vitrinas de su museo". Palabras proféticas ya que la vida que llevaba en Madrid y una tubercolosis ósea acabaron con la vida de Luengo poco después de pronunciarlas, el día 31 de diciembre de 1875, contaba 26 años.
Velasco reclamó su cuerpo, hizo un molde de escayola y salvando los huesos, fueron expuestos en el Museo Antropológico, donde hoy lo podemos contemplar junto a unas botas del número 52.
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