En 1737, S.M. Felipe V aprobó los estatutos del Real Colegio de Boticarios de Madrid. Era esta una institución formada a partir de dos viejas cofradías de boticarios madrileños, la de Nuestro Señor San Lucas y Nuestra Señora de la Purificación, existente desde 1589 y la de Nuestra Señora de los Desamparados fundada en 1654.
Con su establecimiento, los Borbones daban satisfacción a una vieja inquietud de los farmacéuticos madrileños, mediante una institución a medio camino entre las viejas estructuras sanitarias gremiales, implantadas desde muy antiguo en el Reino de Aragón, y los nuevos centros de innovación científica, sin por ello minar el poder del Real Tribunal del Protomedicato, institución creada por los Austrias y mantenida por los Borbones en el epicentro de su actividad de control sanitario.
Este Real Colegio continuó su actividad, entre científica y profesional, a lo largo de los siglos XVIII y XIX.
En 1898, al decretarse la colegiación obligatoria para todos los farmacéuticos españoles, ratificada en 1917, se formó el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, dedicado a tareas de control administrativo profesional y quedó el antiguo Real Colegio de Boticarios de la Corte entregado por entero a cuestiones científicas
Real Academia de Farmacia |
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