De la calle de los Trujillos a la de Preciados.
Aquí estaban las casas de D. Alonso Muriel y Valdivieso y de su mujer, doña Catalina de Medina, las cuales se veían adornardas con escudillos de piedra, por lo que las llamaban de las Veneras, nombre que luego quedó a la calle, que por cierto fue también llamada del Embajador de Francia.
Esquina a la calle de Preciados estaban las casa llamada de las Parrillas, por tenerlas en sus escudos. Esa fue la finca que la reina Amalia, tercera mujer de Fernando VII, dejó al monasterio de El Escorial para que con su venta la diesen varias misas cada año.
En el entresuelo de la casa número 4 vivió mucho tiempo, durante sus primeras estancias en Madrid el gran poeta Rubén Darío
(Del Libro Las Calles de Madrid de Pedro de Répide.)
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