Situada sobre el solar de una antigua fuente, la estatua se encuentra en la parte central de la Plaza de la Villa, entre algunos de los edificios con más historia de Madrid: la Casa de la Villa a su izquierda, las Casas y Torre de los Lujanes a su derecha y la Casa de Cisneros a su espalda. Situada sobre el solar de una antigua fuente está dedicada a don Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz y Capitán General de las Galeras de España durante el reinado de Felipe II. Como marino participó con arrojo y valentía en la batalla contra la flota turca el 7 de octubre de 1571.
La idea de erigir una estatua a Don Álvaro de Bazán surgió en el tercer centenario de su muerte (1888), con el apoyo de la reina regente María Cristina. Se abrió una suscripción popular y se ofreció un concierto en el Teatro de la Zarzuela para recaudar fondos y se obtuvieron 62.500 pesetas. La comisión que se formó para llevar a cabo el homenaje encargó la estatua al entonces joven Mariano Benlliure, que realizó el trabajo antes de cumplir los 26 años de edad inspirándose en la de Carlos V obra de Leoni, expuesta en el Museo del Prado.
El pedestal de mármol, en cuyas esquinas hubo originalmente cuatro delfines de bronce, fue realizado por el propio Benlliure junto con el arquitecto Miguel Aguado. En el frente principal, y entre una corona de palma, se ve la inscripción Don Álvaro de Bazán, mientras que en el lado opuesto del pedestal, se leen las redondillas que Lope de Vega dedicó a don Álvaro:
El fiero turco en Lepanto / en la Tercera, el francés / y en todo el mundo el inglés, / tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada / dirán mejor quién he sido / por la cruz de mi apellido / y por la cruz de mi espada. La elección de la Plaza de la Villa para albergar el monumento se debió, entre otras cosas, a su situación céntrica y a su tamaño reducido, ya que de esta forma destacaría más la figura del marino. En la base del pedestal se depositaron monedas de la época, periódicos del día y un acta.
A la inauguración en diciembre de 1891 acudió la reina regente, Cánovas del Castillo y otros miembros del gobierno.
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