martes, 2 de mayo de 2017

EL DOS DE MAYO


A primeras horas de la mañana del lunes 2 de mayo de 1808, la infanta María Luisa de Borbón, reina de Etruria, y el infante Francisco de Paula de Borbón, últimos miembros de la familia real, junto con el infante don Antonio de Borbón, que quedaban en Madrid, suben a los carruajes que les van a conducir a Bayona por orden de Napoleón Bonaparte.
Una pequeña multitud se agolpa ante el Palacio Real. La reina de Etruria ya ha partido. El infante Francisco de Paula sube al último carruaje. José Blas Molina Soriano, maestro cerrajero, comienza Fa dar gritos de “¡traición, traición!”.  El medio centenar de vecinos que se hallaban allí penetra en palacio y llega hasta el infante que se asoma a la ventana para agitar más las turbias aguas de los indignados madrileños.
Murat manda a Lagrange, uno de sus edecanes, que es asaltado y apresado por la multitud al grito de “que nos los llevan”. Lagrange es liberado por un oficial de las Reales Guardias Valonas y ambos tienen que ser rescatados por un batallón de Granaderos de la Guardia que abrió fuego con 3 piezas de artillería y causó los primeros muertos y heridos del 2 de mayo de 1808.
La noticia corrió por todo Madrid y se desató una violenta y espontánea reacción del pueblo contra los franceses, hasta entonces aliados y desde ese día invasores. Al grito de “mueran los franceses” los vecinos de Madrid atacaron a cuanto francés encontró por la calle, salvando muchos sus vidas por los rasgos de generosidad de algunos vecinos que les guardaron en sus casas.
En un primer momento dueños de la calle, los madrileños se organizaron en pequeñas partidas a cuyo mando había ciudadanos de toda condición, desde académicos hasta sacerdotes. Al intentar tomar las puertas de la ciudad para impedir la entrada de las tropas imperiales se trabaron las primeras escaramuzas de envergadura pues ya estaban tomadas por los franceses. Cuando tomaron alguna se hicieron fuertes en su defensa, como en la Puerta de Toledo donde las manolas de Lavapiés se mantuvieron firmes y resistieron varias cargas de los coraceros galos.


EL CONTRAATAQUE FRANCÉS Y LA DEFENSA DE LA PUERTA DEL SOL
La respuesta de Murat no se hizo esperar y cerca de 30.000 franceses avanzaron hacía Madrid desde sus acuartelamientos en los alrededores de la ciudad hasta la Puerta del Sol. Desde El Retiro llegaron 3.000 jinetes por la Calle de Alcalá y la Carrera de San Jerónimo. Desde la Casa de Campo llegaron 4.000 infantes por la Calle de Segovia. Desde los Carabancheles llegaron 2.000 coraceros por la Calle de Toledo después de pasar sobre los cadáveres de las manolas. Desde El Pardo y Puerta de Hierro entraron 4.000 infantes a través de la Puerta de San Vicente. Del convento de San Bernardino avanzaron en 2 columnas otros 6.000 soldados imperiales… Y el ejército español encerrado en sus cuarteles y cumpliendo la orden de no intervenir dictada por el capitán general Francisco Javier Negrete.


La Puerta del Sol y sus alrededores se convirtieron en escenario de los terribles combates que se sucedieron a lo largo de la mañana y que magistralmente retrató Francisco de Goya. El mejor ejército de la época, encuadrado en sus unidades, al mando de sus oficiales y bien armado y pertrechado, se enfrentó a los madrileños y madrileñas, desprovistos de armas, pertrechados con lo que tenían a mano, sin oficiales experimentados y sólo impulsados por una indignación exultante.


LOS HÉROES SUBLEVADOS DEL PARQUE DE MONTELEÓN
En este glorioso y recordado 2 de mayo de 1808, sólo los artilleros del Parque de Monteleón se levantaron contra el invasor y se unieron a la lucha de la población civil contra los franceses. Dos capitanes de artillería, Luis Daoíz y Pedro Velarde, tras hacerse con el cuartel y desarmar a la pequeña guarnición francesa allí instalada, abrieron las puertas del Cuartel de Artillería a los madrileños y madrileñas que llegaban en busca de armas tras los sangrientos combates de la Puerta del Sol. A ellos se unieron el teniente de infantería Jacinto Ruiz, los alféreces de fragata Juan Van Halen y José Hezeta, y otros oficiales de menor graduación.
A primeras horas de la tarde los invasores franceses rompían la resistencia y entraban en el cuartel, acabando prácticamente con la resistencia madrileña que ya sólo se prolongaba en pequeños grupos que callejeaban hostigando a los franceses que esa misma noche comenzaron con las cruentas represalias contra la población civil.


D. LUIS DAOIZ:
Artillero de profesión, nació en Sevilla un 10 de febrero de 1767. Durante su carrera militar cosechó varios logros personales, entre los que estaba la magnificencia con la que esgrimía la espada y su rendimiento como estudiante. Obtuvo el grado de alférez, y fue destinado al Real Regimiento de Artillería en el Puerto de Santa María.
En 1790 participó de manera voluntaria en la defensa de Ceuta. En esos momentos de su historia Daoíz fue ascendido a teniente de artillería. En 1794 participó en la Guerra del Rosellón contra los revolucionarios franceses, que le hicieron preso y le ofrecieron unirse a sus filas. Su rechazo fue rotundo y finalmente fue liberado.
Daoíz es enviado a Cádiz en 1797 para luchar contra los ingleses bajo las órdenes del almirante José de Manzarredo. Los españoles salieron victoriosos del sitio inglés de las tropas de Nelson y Daoíz consiguió un ascenso de mayor grado. Más tarde, a bordo del San Idelfonso, Daoíz tuvo la misión de defender las colonias de América.
A su regreso a la península, el militar volvió a su regimiento de artillería y en 1807 fue trasladado a Madrid donde estuvo presente en el 2 de mayo de 1808.


D. PEDRO VELARDE:
Por otro lado, tenemos a Pedro Velarde y Santillán. Nació en Muriedas, Cantabria en 1779. Siendo adolescente ingresó en el Real Colegio de Artillería de Segovia, en categoría de cadete. Recibió un ascenso como subteniente por sus brillantes resultados y en 1801 fue enviado a Portugal a formar parte del ejército correspondiente que por allí operaba.
En 1802 asciende a Teniente. Pasó a ser profesor y experto en proyectiles, pero se tuvo que trasladar a Madrid cuando fue nombrado Secretario de la Junta Superior Económica del Cuerpo de Artillería.
Como pasó con la historia de Daoíz, Velarde tuvo el ofrecimiento de ser reclutado por Murat – mariscal de campo y posterior rey de Nápoles – . Pero Velarde le respondió lo siguiente:
“no puedo separarme del servicio de España sin la voluntad expresa del rey, de mi cuerpo y de mis padres”
Ambos militares se encontraban en Madrid por aquel entonces. Daoíz estaba al mando del Parque de Artillería de Monteleón. Velarde, entre tanto, era un alto cargo del Estado Mayor del Cuerpo de Artillería. A pesar de las órdenes expresas de no entrar en combate contra los franceses, los dos artilleros se pusieron del lado del pueblo español, que se defendía de los soldados franceses con piedras, palos, navajas y cualquier cosa que estuviese a su alcance.
Velarde se encargó de organizar de algún modo a aquellos vecinos que ejercían de héroes. También se emplazaron y dispusieron las 5 piezas de artillería con las que contaban para repeler a las columnas francesas: 2 cañones fueron emplazados hacia la Calle de San Bernardo, otros 2 hacia la Calle de Fuencarral, y 1 hacia la Calle Nueva de San Pedro.
La proporción era de un español por ocho franceses, y que estaban situados en varios puntos de la periferia y el centro de Madrid (El Pardo, Leganés o Fuencarral). Velarde consiguió liberar la artillería de Monteleón, custodiada por tropas francesas. Las calles de Madrid, no obstante, se bañaron de sangre de muchos españoles en su lucha por hacerse con la artillería.
Los soldados franceses estaban mejor preparados. Pero la toma de la artillería supuso que el resto de compatriotas fuese armado para igualarse en condiciones al rival. El ánimo comenzó a ser latente en los españoles. Los primeros movimientos tras el asalto a la artillería de Monteleón, se realizaron contra pequeñas escaramuzas francesas, que eran acorraladas en callejones y recibidas con plomo.

Daoíz y Velarde organizaron las defensas. La llegada del grueso francés no se hizo esperar, pero tras los portones del fuerte la artillería y los mosquetes sorprendieron a la compañía de Westfalia, echando uno de los portones abajo acompañado de fuego y explosiones. Los franceses huyeron, probablemente sordos y sin ver nada por el humo. Aquella huida la aprovecharon los españoles, que se armaron de valor para perseguirles hasta la muerte.
Pero la respuesta francesa fue inmediata. Sus batallones, a pesar de ser diezmados por la resistencia, consiguieron destruir las piezas de artillería colocadas en los portones del fuerte. Las tropas entraron en el lugar para poner fin a la defensa. Pero al sonido del cornete y una bandera blanca, un oficial francés cabalgó hasta el fuerte para ofrecer la rendición a Velarde y a Daoíz, que se quedaron discutiendo entre ellos la decisión que iban a tomar.
La respuesta no se hizo tardar. Al grito de Fernando VII, los españoles descargaron todas sus fuerzas contra los franceses que se hallaban en posición pasiva, obteniendo así la victoria. Aquello pasó factura a los españoles, cuyas fuerzas eran ya de pocos hombres y piezas de artillería.
Era cuestión de tiempo que cayese también Monteleón, el último reducto de la casi conquistada Madrid. Murat, desesperado, y que no entendía como unos cuantos hombres podían resistir de aquella manera, ordenó a sus tropas que ocupasen cada calle. La fuerza treinta veces mayor y el fuego de las bayonetas y de los granaderos, terminó por tomar Monteleón.
Daoíz luchó hasta el último aliento de su vida, atravesado por la espalda con una bayoneta y después acribillado por todo el cuerpo. Velarde llevó sus tropas a reforzar una de las entradas cuando recibió un disparo a quemarropa en el pecho que acabó con su vida.
Ambos fueron enterrados juntos, como juntos estuvieron en vida resistiendo a los franceses. Cabe mencionar el homenaje que recibieron los dos defensores tras su muerte. Además de placas conmemorativas, monumentos y plazas, los famosos leones del Congreso de los Diputados de Madrid se llamaron, en su honor, Daoíz y Velarde.


Sirva de homanaje a:

111 HÉROES Y HEROÍNAS DEL 2 DE MAYO DE 1808 EN MADRID
Alfonso Esperanza Reluz, niño de 11 años.
Alonso Pérez Blanco, enfermero del Hospital General.
Amaro Francisco Otero y Méndez, mozo de pala de tahona.
Ana María Gutiérrez, manola de la Ribera de Curtidores.
Andrés Ovejero, peón de albañil.
Antonio Álvarez Trigueros, soldado de Infantería.
Antonio Escobar Fernández, pastor.
Antonio Fernández Garrido, albañil.
Antonio Fernández Menchirón, niño de 12 años.
Antonio García, uno de los primeros muertos en la escaramuza del Palacio Real.
Antonio Gómez Mosquera, muerto a pie del cañón en el Parque de Monteleón.
Antonio Luque Rodríguez, soldado de Voluntarios de Estado.
Baltasar Ruíz, arriero.
Benita Sandoval Sánchez, manola de la Calle de la Paloma.
Benito Agemide y Méndez, comerciante de lencería.
Bernardino Gómez, cerrajero.
Blasa Grimaldo Iglesias, herida en la primera escaramuza del Palacio Real.
Cayetano Rodríguez Artia, dependiente del Marqués de Villafranca.
Clara Michel y Cacervi, niña de nueve años.
Clara del Rey y Calvo, heroína del Cuartel de Monteleón. Con ella murió su esposo Manuel González Blanco y 1 de sus 3 hijos (todos combatieron ese día).
Cosme Miel de las Gruas, dependiente de la Real Cerería.
Daniel Chorobán, cochero y francés de cuna.
Dionisio Santiago Ximénez, mozo de labor en San Fernando de Henares.
Domingo Braña y Calbín, mozo de tabaco de la Real Aduana de Madrid.
Domingo Girón, carbonero.
Domingo Rojo Martínez, soldado de Artillería.
Esteban Casales Ribera, Granadero de Marina.
Esteban Rodríguez Velilla, médico de los Reales Ejércitos.
Esteban Santirso, sobrestante de las obras de la Real Florida.
Eugenio García Rodríguez, soldado de Reales Guardias Españolas.
Eugenio Rodríguez, sastre.
Eusebio Alonso, cabo segundo de Artillería.
Ezequiela Antonia Fayola Fernández, herida en la Puerta del Sol.
Fausto Zapata y Zapata, cadete de Reales Guardias de Infantería Española.
Felipe Barrio, mancebo del peluquero Martín de Larre, los 2 combatientes del Cuartel de Monteleón.
Felipe García Sánchéz, soldado inválido de la 3ª Compañía del Parque de Artillería. Su hijo Pablo Policarpo García Vélez, zapatero, también murió ese trágico día.
Félix Sánchez de la Hoz, jornalero.
Fernando González de Pereda, cirujano.
Francisca Olivares Muñoz, madre de 7 hijos y una de las heroínas del Parque de Artillería.
Francisca Pérez de Parraga, manola de Lavapiés.
Francisco Balseyro María, jornalero.
Francisco Calderón, mendigo.
Francisco Gallego Dávila, capellán del Real Monasterio de la Encarnación.
Francisco García, molendero de chocolate.
Francisco López Silva, oficial vidriero.
Francisco Parra Balduque, jornalero.
Francisco Pico Fernández, preso de la Cárcel de Corte de la Puerta del Sol.
Francisco Sánchez Rodríguez, oficial cerrajero.
Francisco Teresa, soldado licenciado de la Guerra del Rosellón y sirviente en el mesón nuevo de la Calle de Segovia.
Hilario Galigagny y Mori, italiano de  Módena, soldado inválido de la 3ª Compañía del Parque de Artillería.
Jacinto Ruiz y Mendoza, teniente de Voluntarios del Estado.
Joaquín Rodríguez Ocaña, peón de albañil.
José del Cerro, niño de 10 años.
José Fernández Viña, cocinero.
José García Rodríguez, aguador.
José González Sánchez, soldado de la 1ª Compañía del Parque de Artillería.
José Mamerto Amador y Álvarez de la Puerta, niño de 11 años.
José Meléndez Monteño, manolo de la Calle de la Paloma.
José Rodríguez, dueño de la botillería de la Carrera de San Jerónimo.
Juan Antonio Cebrián y Ruiz, Granadero de Marina.
Juan Bautista Coronel, músico.
Juan José García Somano, cartero del Oficio General de Madrid.
Juan Vázquez y Afán de Ribera, de 12 años, cadete del Regimiento de Voluntarios de Estado.
Juana García, una de las heroínas del Cuartel de Monteleón.
Julián Domínguez, oficial de sastre.
Julián Tejedor de la Torre, artífice platero con tienda abierta en la Calle de Atocha. Se batió heroícamente con su vecino Lorenzo Domínguez, guarnicionero con tienda en la Plazuela de Matute.
Lorenzo Leleka, natural de Polonia, soldado de Reales Guardias Valonas.
Luis Daoíz y Torres, capitán de Artillería, al mando de la defensa del Parque de Monteleón.
Manuel Álvarez, carretero de la provisión del pan.
Manuel Ambas, jornalero.
Manuel Díaz Colmenar, alfarero.
Manuel Núñez y Gascón, niño de 12 años.
Manuel Simancas, librero.
Manuel Ruiz Gárica, soldado de Caballería del Regimiento de Dragones de Lusitania.
Manuela Aramayona y Ceide, niña de 12 años.
Manuela Malasaña y Oñoro, bordadora de 15 años.
María de la Cruz Garay, manola de la Puerta de Toledo.
María Manuela de Amandarro, natural del Perú.
María Marcos Martín, manola de la Puerta de Toledo.
Mariano Córdova, natural de Perú, presidiario de la Cárcel del viejo Puente de Toledo.
Martín de Larrea, maestro barbero.
Mateo González y Menéndez Quinónez, llegado de Colmenar de la Oreja para combatir a los franceses.
Matías López de Uceda, cabrero.
Matías Rodríguez Fernández, farolero del Real Palacio, uno de los heridos en la primera refriega.
Matías Schesler, soldado del Regimiento Suizo de Preux.
Miguel Castañedo y Antelo, oficial de albañil.
Miguel Iñigo y Vallejo, comerciante.
Nicolás Galet y Sarmiento, brigadier de los Reales Ejércitos y Gobernador del Campo y Resguardo de la Corte.
Nicolás del Olmo García, yesero.
Pablo Monsák, natural de Hungría, soldado de Reales Guardias Valonas.
Pedro Fernández Álvarez, agente de negocios.
Pedro Gabriel Chaponier y Peraet, natural de Suiza, grabador.
Pedro García del Riego, cochero
Pedro Linares, conductor de Correos.
Pedro Sessé y Mazal, maestro compositor de música.
Pedro del Valle Prieto, tahonero.
Pedro Velarde de Santillán, capitán de Artillería, oficial organizador de la defensa del Parque de Artillería.
Ramón Iglesias, jornalero.
Ramón Huerto, mozo de cuerda.
Ramona García Sánchez, una de las más animosas heroínas del Cuartel de Monteleón.
Rita Díaz Martín, recibió un tiro de pistola en la Calle de Jacometrezo.
Rosa Ramírez Santos, una de las heridas en la primera escaramuza del Palacio Real.
Santos García Toca, zapatero.
Tomás Castillón, mozo de librea, muerto de un balazo en la primera refriega del Palacio Real.
Tomás Rivas de Soto, empleado en la Real Casa de Campo.
Valentín Oñate y Aparicio, sobrino del corredor de cambios Eugenio Aparicio y con él sacrificado por los Mamelucos en la Puerta del Sol
Vicente Gómez Pastrana, cajista de imprenta.
Vicente Pérez del Valle, ayudante en el Hospital General de Madrid.
Vicente Ximénez, profesor en la ciencia de la Filosofía y Matemática de la destreza de las armas; salió al combate en unión de su maestro y primo Pedro Jiménez de Haro.
Víctor Modesto Morales Martín, sargento segundo de Inválidos y antes de Dragones de María Luisa.


Fuente Episodios Nacionales el 2 de Mayo

Fuente:Historia de Madrid Federico Bravo Morata

Fuente El Dos de Mayo: A. Pérez Reverte










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