En 1951 Madrid se conmociona con el crimen del Monchito, y eso que el caso en sí no puede ser más simple e ingenuo. " Un tonto para el patíbulo" subtitula Francisco Hernández Castanedo este episodio en su libo, El Madrid tremebundo". Ramón Oliva, el Monchito asesinó el 11 de enero de ese año a Juana Arribas, en el piso segundo de la casa número seis de la calle Ecija, en Madrid.
(Imágen tomada de todocolección)
El tal Monchito, que había trabajado como lavacoches por algún tiempo (poco, que el trabajo no era su fuerte) en el taller mecánico del marido de la víctima, se acordó un mal día de que en el domicilio de su antiguo jefe solía guardarse dinero habitualmente. Y hacia allí se fue, con intención de entrar en el piso, lo que consiguió contándole una "milonga" a su esposa. Una vez dentro, le asestó varias puñaladas mortales en el cuello. No más de doce días iba a tardar la brigada de investigación encargada del caso en descubrirle. Luego de dar con su pista, con las pruebas del crimen encontradas en la vivienda de sus padres, resultó fácil imputarle de tan absurdo como inútil asesinato. Las pruebas consistian en una buena parte de las setenta mil pesetas robadas, un reloj de pulsera, dos plumas estilográficas, así como un traje y una gabardina manchados de sangre. El Monchito fue detenido, juzgado y ejecutado un años despuésen la cárcel de Carabanchel
El Monchito se pasó la última noche en capilla deshecho de puro llorar, pero como la esperanza nunca se pierde, rellenó una quiniela. Dijo que al día siguiente estaría jugando a los bolos con los angelitos y dejó un hijo sin apellidar.
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