(Tranvía de otra línea pero igual modelo y mismo año)
En 1952, concretamente el día veintiocho de mayo, y a primera hora de la mañana, se produjo el descarrilamiento de un tranvía en la línea que enlazaba la Plaza Mayor con el distrito de Carabanchel. Ocurrió a la altura del Puente de Toledo y, como era habitual, el vehículo transitaba cargado de viajeros. Murieron quince personas y más de un centenar resultaron heridas. El infortunado suceso tuvo un amplio eco de dolor y lamento en todos los sectores de Madrid, pues desde hacía tiempo el pueblo usuario de tal medio de transporte venía denunciando el exceso de gente acumulada en las diversas paradas del trayecto, lo que podía traducirse, como así fue- en un accidente trágico.
La prensa había apoyado estas quejas de los madrileños, insistiendo en la escasa dotación de tranvías para determinadas líneas, en el mal estado de los mismos y de los carriles circulatorios, pero la autoridad hizo lo de casi siempre: oídos sordos. De esta manera, por grave responsabilidad, el ayuntamiento se vio forzado a indemnizar a las familias de las víctimas y el alcalde, que era el conde de Santa María de Babio, a dimitir poco tiempo después. Fue sustituído por otro conde, el de Mayalde, cuyo nombre completo era el de José Finat y Escrivá de Romaní. Como el nuevo alcalde era dueño de una ganadería de reses bravas el ingenio popular dio en decir entonces, acerca de su aceptación al nombramiento, que éste era el " primer Mayalde" que tomaba una vara sin revolverse.
Fuente ABC de esa fecha.
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