Va de la calle de San Justo
A la plaza del Conde de Miranda.
En el siglo XVIII hubo de cerrarse esta calle; pero no tardó en volver a ser abierta al tránsito público.
Aquí estaba la casa de don Fernando del Pulgar, cronista de los Reyes Católicos, finca en que vivió luego el marqués de Belmonte, y pasó luego a propiedad del conde de Puñonrostro, de la que quedó el nombre a la calle, después de desaparecida aquella.
El condado de Puñonrostro recuerda una defección en la lucha de las Comunidades madrileñas. Fue concedido por Carlos I a Juan Arias Dávila, señor de Torrejón de Velasco, por no haber dado a los comuneros de Madrid la ayuda con ques les había hecho contar. Mal hicieron los madrileños en fiar de tal personaje y de su amor al pueblo, pues debieron recordar que, no pudiendo sufrirle los habitantes de Alcobendas, que se hallaban también bajo su señorío, hubieron de abandonar su aldea, y, saliendo de ella, comenzaron a edificar otras viviendas en torno a una ermita de San Sebastián, que era propiedad del Concejo de Madrid.
Hasta allí les persiguió la saña de Arias Dávila, quien llegando con gente de armas, quemó las chozas que tenían hechas y los cogió presos, logrando escapar algunos, que, sabedores de que D. Fernando el Católico pasaba de Alcalá a Madrid, acudieron a su encuentro en el puente de Viveros, sobre el Jarama, y le refirieron lo que les acontecía. Entonces el monarca mandó al desabrido noble que soltase a los prisioneros y que se fundase el nuevo lugar libre donde ellos querían, y que por aquella ayuda fuese denominado San Sebastián de los Reyes
No hay comentarios:
Publicar un comentario