Está situado en la calle que lleva su nombra. En 1608 el solar en el que se iba a levantar este palacio estaba formado por dos casas diferentes. Una propiedad de Pedro Maldonado y la otra propiedad de Mencía de la Cerda y Bobadilla, marquesa viuda del Valle. A su muerte la casa paso por testamento a D. Rodrigo Calderón, marqués de Siete Iglesias y secretario del duque de Lerma. La caída en desgracia del marqués y su posterior ajusticiamiento hizo que Felipe III, en 1618, destinara las dos casas para residencia del Nuncio en Madrid. A partir de 1647 se tuvo que reconstruir debido a la amenaza de ruina, las obras fueron dirigidas por el arquitecto hermano Francisco Bautista entre 1647 y 1658.
En 1731 el Nuncio decidió construir un edificio nuevo que se terminó en 1737. Y que es el que hasta nuestros días se conserva y que en la actualidad ocupa la Vicaría General Castrense, conservando en sus dependencias el Tribunal de la Rota.
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