lunes, 1 de enero de 2018

ORDENANZA DEL MARQUES DE VADILLO

Estamos en los albores del reinado del primero de los Borbones Felipe V.

Estamos en los albores del reinado del primero de los Borbones Felipe V.

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El corregidor Villalte, que manda en Madrid, dicta una ordenanza para limpiar de bandoleros los alrededores del olivar de Atocha, pero como por aquellos bosques hay demasiadas de la clerecía, el corregidor, hombre nada torpe, desea que la tal ordenanza lleve el refrendo del rey. El señor corregidor pide su mula de ceremonias, se la sirven bien engualdrapada, viste atuendo negro de respeto y encamina, con escoltas de golillas y arcabuceros, al Alcázar Regio.

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El Alcázar hacia 1710

Su majestad no puede recibirle porque anda muy atareado con los negocios de Indias. El corregidor es hombre de constancia y paciencia. El propósito no puede ser abandonado, porque el peligro de los bandoleros aumenta de día en día – o mejor, de noche en noche – en los frondosos boscajes cercanos al olivar de Atocha. Cuando oscurece. nadie se aventura por allí, pues los bandidos no se conforman con robar, sino que de un tajo cortan el cuello a algunas víctimas.

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Grabado de la calle Atocha y la Puerta

Meses después, Villalte vuelve a Palacio. El rey no puede entretenerse en minucias de la Villa, aunque la Villa sea a la vez Corte. Pasan los años. Villate cesa, Viene otro corregidor. Los bandidos siguen robando y asesinando por las densas choperas, en la noche. Una de sus víctimas es el propio corregidor Villate. Llega la noticia al rey, pero no le quita el sueño: son muchas guerras y muchos los muertos para poner atención en un minúsculo problema madrileño.

En 1717, Madrid conoció un bando, que apareció profusamente, pegado en paredes y muros de la población, en el ordenaba a todos los vecinos, que sin excepción de ninguno,que pusieran faroles en las fachadas de sus casas al anochecer. El mismo bando, muy extenso en detalles, dejaba bien sentado que los faroles tenían que estar separados una vara de la pared y no más lejos unos de otros de 100 pasos. Esta orden, refrendada de muy buena gana por el rey, fue obra de uno de los corregidores más inteligentes que tuvo Madrid en aquel tiempo y en todos : El marqués de Vadillo.

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El Marqués de Vadillo


Fuente: Historia de Madrid de Federico Bravo Morata





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